Dedicatoria
Este blog ya tiene más de un año. Es una buena ocasión para dedicárselo a Marcela Caviglia, compañera de trabajo y amiga. Como ya comenté al inicio, con ella llevé a cabo muchas de las actividades aquí propuestas.
Comparto con Uds. un fragmento de su libro "Cómo ser docente y no morir en el intento".
Capítulo VI: El arte de insinuar.
Ha llegado la fecha de su cumpleaños. Un día en que todo deber ser espléndido. Sin embargo, usted sigue pobre, y lo que es peor, sus amigos -docentes como usted- también. Por lo tanto, ¿para qué haber practicado gimnasia con los dedos, si no tendrá que abrir ningún paquete? Pero, estimada colega, la esperanza es lo último que se pierde. ¿Para qué están las amigas como yo, sino para darle inestimables sugerencias?
Su esposo no tiene dinero para regalarle nada, sus amigos tampoco. Es hora de recurrir a esa masa de émulos de humanos, de representación fiel de la teoría de Darwin, de engendros del Infierno, es decir, los adorables, gráciles, educados y nunca bien ponderados alumnos. Ellos probablemente tengan a su disposición para sus gastos superfluos lo que usted debe estirar, cuidar y adorar para poder llegar a fin de mes. Conviértase, entonces, en una Robin Hood moderna, dé rienda suelta a su capacidad actoral y sumérjase en estas propuestas.
Antes de insinuar a sus alumnos sus necesidades respecto a los futuros regalos, es necesario que ellos conozcan la fecha de su cumpleaños sin lugar a errores. Para lo cual, alguna de estas estrategias le será útil.
Estrategia 1.
Usted está, como lo hace habitualmente, estudiando la fecha para una evaluación., delante del curso y junto a sus alumnos, en una brillante actitud democrática. Por lo tanto, procede a pedir un calendario a un alumno, luego "tira" posibilidades. No sería difícil que entre tanta fecha probable, usted -como por casualidad- mencione la de su cumpleaños. Lo que sigue es fácil. Simplemente, añada algo parecido a esto: "Uy, qué mala suerte!. Todo lo que voy a tener que corregir el día de mi cumpleaños".
Nunca falta un par de olfas que graben en sus memorias la fecha de tan magno acontecimiento, sobre todo si tienen un aplazo en su asignatura.
Estrategia 2.
Cada vez que tome lección oral o tenga la libreta de calificaciones en la mano, hable de su cumpleaños, del buen concepto que usted tiene sobre la gente educada, que brinda atenciones a sus maestros, que se acuerda de ellos en las fechas claves, como es un cumpleaños, por ejemplo. A veces, una libreta vale más que mil palabras..."
Su esposo no tiene dinero para regalarle nada, sus amigos tampoco. Es hora de recurrir a esa masa de émulos de humanos, de representación fiel de la teoría de Darwin, de engendros del Infierno, es decir, los adorables, gráciles, educados y nunca bien ponderados alumnos. Ellos probablemente tengan a su disposición para sus gastos superfluos lo que usted debe estirar, cuidar y adorar para poder llegar a fin de mes. Conviértase, entonces, en una Robin Hood moderna, dé rienda suelta a su capacidad actoral y sumérjase en estas propuestas.
Antes de insinuar a sus alumnos sus necesidades respecto a los futuros regalos, es necesario que ellos conozcan la fecha de su cumpleaños sin lugar a errores. Para lo cual, alguna de estas estrategias le será útil.
Estrategia 1.
Usted está, como lo hace habitualmente, estudiando la fecha para una evaluación., delante del curso y junto a sus alumnos, en una brillante actitud democrática. Por lo tanto, procede a pedir un calendario a un alumno, luego "tira" posibilidades. No sería difícil que entre tanta fecha probable, usted -como por casualidad- mencione la de su cumpleaños. Lo que sigue es fácil. Simplemente, añada algo parecido a esto: "Uy, qué mala suerte!. Todo lo que voy a tener que corregir el día de mi cumpleaños".
Nunca falta un par de olfas que graben en sus memorias la fecha de tan magno acontecimiento, sobre todo si tienen un aplazo en su asignatura.
Estrategia 2.
Cada vez que tome lección oral o tenga la libreta de calificaciones en la mano, hable de su cumpleaños, del buen concepto que usted tiene sobre la gente educada, que brinda atenciones a sus maestros, que se acuerda de ellos en las fechas claves, como es un cumpleaños, por ejemplo. A veces, una libreta vale más que mil palabras..."