viernes, 25 de agosto de 2017

Twitter peronista

Otra versión de Twitter mundo antiguo, actividad realizada en agosto 2013. Mismo objetivo y modalidad.

Ejemplos realizados por Anita Mórtola y Clara Salvo, 5to. H, Colegio Santa Teresa, 2017.

@chinita_EP: @Perón_el_mejor, te ví hoy en el desfile, seguime porfa! #MEENAMORE.
@chinita_EP: Feliz de ser la primera dama #BODASOÑADA.
@chinita_EP: Preparando mi primer discurso. #KEMOCION #DESCAMISADOSPORLAPATRIA.
@chinita_EP: @compañerosFFCC los amo!! A seguir luchando #VIVAPERON #DESDEOCTUBRENOPARAMOS
@chinita_EP: cero curtida @vicky_ocampo #xLOSNECESITADOS @FUNDACION EP!

@Perón_el_mejor: Ni yankees ni marxistas, peronistas! #TERCERAPOSICION.
@Perón_el_mejor: @chinita_EP que orgullo! #17OCTUBRE  #DESCAMISADOSPORLAPATRIA.
@Perón_el_mejor: Empezamos el segundo plan #DECILENOALACRISIS @modoahorro @vedadecarne.
@Perón_el_mejor: Reformando la Constitución. Ser peronista = ser argentino.


jueves, 3 de agosto de 2017

Sin consigna

Luego de estudiar el  peronismo y analizado la película protagonizada por Ester Goris "EVA PERON", Catalina me cuenta que escribió algo sobre ella. No hubo ninguna consigna dada, por lo que vale doble.
Enseguida, vino a mi mente el cuento de Rodolfo Walsh, "ESA MUJER" o la novela de Tomás Eloy Martínez, "SANTA EVITA". Cata titula su relato:

La actriz

Catalina Escardó, 5to. año, Colegio Santa Teresa, 2017

Hoy en la tarde pedí que sacaran todas las flores de mi habitación. Odio que me traigan flores. Actúan como si ya estuviera muerta. Como si no fuera suficiente que me tenga que pasar todo el día en la cama, con todas las reuniones sindicales a las que asistir, tantos hospitales que construir, tantas escuelas que remodelar, tantos votos que conseguir. Tantos enemigos a los que enfrentarse. Tantos monstruos que señalar ante mis descamisados y enseñarles: “ellos, ellos son los culpables.”
Pero este monstruo es diferente. Este monstruo está logrando lo que ningún otro pudo…este me ataca desde adentro. Aunque sea así, aunque sé que me muero, todavía tengo fuerzas para pegarle una buena trompada a cada médico que me mira con lástima.
¿No me levanté una y otra vez, a pesar de que todos a mi alrededor estaban convencidos de que cada vez sería la última? ¿No me paré el 22 de agosto en el balcón de la Casa Rosada? Ese balcón…quizás la pieza más importante en toda la escenografía de mi vida.
¿Quién hubiera dicho, hace tantos años en ese agujero de mala muerte llamado Junín, que la chiquitita Evita iba a terminar ahí? Quizás eso es lo que despierta tanto odio en los vendepatrias, los oligarcas y los milicos. Les dan miedo los pequeños. Les dan miedo las mujeres. Les dan miedo los pobres. Les dan miedo porque se dieron cuenta de que ahora, en mi Nueva Argentina, los que empiezan mirando todo desde abajo, pueden terminar hablando desde el balcón.
Yo nunca tuve miedo. Ni siquiera ahora tengo miedo a la muerte. No, no es miedo lo que siento. Quizás incertidumbre. Y enojo. Un enojo terrible al saber que me voy dejando tanto incompleto. Que podría haber sido parte de la fórmula de la Patria. Pero no puedo, porque me estoy muriendo. Fui todo para un pueblo que nunca tuvo nada. Me amaron como nunca habían amado a nadie, y ahora me estoy muriendo.
Una enfermera entra para realizar la transfusión de sangre del día. Qué irónico, que me tengan que prestar justo eso que nunca me faltó.
Débil. Si me vieran ahora, esa es la palabra que usarían para describirme. La única cosa que nunca fui. Pálida. Flaca. Piel y hueso.  Con una salud de mierda. Eso sí. Pero bastaba con que abriera la boca para que se dieran cuenta de que las apariencias engañan. Piel, hueso, y más huevos que todas las Fuerzas Armadas juntas. Esa soy yo, Evita.
Evita Duarte. María Eva Duarte de Perón. Eva Perón. Santa Evita. La compañera Evita. El hada rubia. Tantos nombres, en tan pocos años. Sólo 33.
“Cómo Jesús”, susurran mis descamisados entre lágrimas. Cómo si significara algo. Quizás si significa algo para ellos. Pero no todo en esta vida tiene un sentido, no todo fue planeado por Dios, y si planeó esto, Dios es un hijo de puta. Quizás a Jesús le alcanzaron 33 años para un par de milagros de mierda. Pero a mí…a mí me quedan tantos milagros por hacer….
Estoy harta de tratar de entenderlo. Dios nunca me entendió a mí. Y a los pobres tampoco. Se hablan muchas pelotudeces sobre cuanto los ama, pero en realidad no los ama un carajo.
La única que los amó de verdad fui yo. Yo sí que los entendí. Y ahora me estoy muriendo. Me muero sabiendo que nadie podrá amarlos como yo los amé. Nadie podrá reemplazarme en mi papel, el que escribí para mí misma, entregando mi alma en cada frase.  Y los amé como a los hijos que nunca tuve. Que nunca voy a tener, porque mi cuerpo no sirve para nada más que romperse. Tan pálida. Tan flaca.
“¿Cómo puede caber tanto dolor en un cuerpo tan chiquito?”
Y a esa pregunta le sigue una interminable procesión, que duele más que cualquier operación, pinchazo y tratamiento: ¿Por qué me tengo que morir yo, y no alguno de esos millones de hijos de puta que no hacen más que pensar en sí mismos? ¿Qué se dirá de mi cuando no esté? Los oligarcasya están almacenando las botellas del más fino champagne para brindar cuando me muera.  Están felices, felices de que finalmente voy a dejar de romper las pelotas. La versión populista de Eva Braun. “Esa mujer”, “la yegua”, “la puta”. La puta que movilizó a todo un país usando nada más que el tono y las palabras adecuadas. Me gustaría verlos intentarlo. Los más compasivos me reducirán a una actriz que aprendió muy bien sus líneas. “No decía mucho, pero lo decía fuerte”, dirán, mientras se terminan las últimas copas.
Se dirá que fui la mujer más amada y más odiada de la Argentina, sin aclarar proporciones.
¿Y que dirán mis obreros? A ellos les importa poco las acusaciones, mientras tengan un buen, comida y un lugar donde dormir. ¿Qué importa si lo hacía tanto por ellos como por mí? ¿Qué les importa si somos nazis o fascistas? Me recordarán como su salvadora. Como la que les regalo su primera muñeca, o su primera pelota de fútbol, su primera botella de sidra en la fiesta o sus primeras vacaciones a Mar del Plata. La que fundó los Hogares de Tránsito, la Ciudad Infantil. La que se quedaba recibiendo gente hasta altas horas de la noche en la Secretaría de Trabajo y hasta se preocupaba porque tuvieran dinero para volver a casa. Y también la que los abandonó demasiado pronto.
“Decepcionaste a tu pueblo, Evita. Todo lo que pedíamos era que fueras inmortal.”
¿Recordarán lo que dije? No lo sé. Es probable que a mis palabras se las lleve el tiempo, con todo lo que se lleva. Quizás se olviden de mis discursos, pero nunca se olvidarán como los hice sentir. Tanto los que me adoran como los que me odian. Una vida tan corta, y sin embargo desperté sentimientos en una nación entera. Todo sentimiento menos indiferencia.
La actriz que nació para hacer quilombo. Semejante quilombo en sólo 6 años. Si tan sólo hubieran sido 10. 20. 50. ¿Se sentirán así todos los que mueren jóvenes? Me muero en el medio de la vida. En el medio de una escena. En el medio de una línea. Evita Perón, mutis. Mucho antes de lo que hubiera sido justo. Mucho antes de que baje el telón.
“En este país…ser puto, ser pobre y ser Eva Perón…es la misma cosa.”
Las palabras de mi amigo Paquito no dejan de darme vueltas por la cabeza. Ser Eva Perón. No siempre fue fácil. Nunca fue fácil. La vida nunca es fácil para los marginados, los bastardos, los incomprendidos. Pero me gustaría creer que, por lo menos durante mi corto paso por su existencia, su mundo se transformó en un lugar un poco menos doloroso. Un poco más feliz.  
Ser Eva Perón…no hubiera preferido ser ninguna otra cosa. 
No logró decidir que es más insoportable dejar atrás: si los miles de corazones rotos y desesperados, o los pocos pero apasionados festejos. La pared cerca de la residencia con la leyenda “Viva el cáncer”, o las velas que se prenden todas las noches para “Santa Evita”. A veces me quedo despierta hasta altas horas de la noche. Las palabras que nunca llegas a decir tienen una capacidad enorme para sacarte el sueño. Y me preguntó: ¿Cómo pueden festejar? ¿Cómo pueden festejar, cuando hay una madre que pierde a su hija? ¿Cuándo hay hermanos perdiendo a su compañera de la infancia? ¿Un marido que pierda a su esposa?No me creerían si digo que lo más difícil de todo es dejarlo a él. Fuimos mucho más felices de lo que todo el mundo cree. Nos complementamos el uno al otro, no importa por qué motivos elegimos hacerlo.
Es increíble lo que los fanatismos hacen de nosotros. El odio me convirtió en un demonio. El amor, en una santa. Santa Evita.
¿Quién soy? ¿Soy las dos, o no soy ninguna? Eso suele pasar en el cine y el teatro: cada cuál interpreta tu papel como quiere. Suele ser una buena señal. Significa que diste tu mejor actuación. Pero la política, el arte más delicado de todos, va mucho más allá. Te convertís en una opinión: a favor o en contra.
Quizás a eso se deba lo que elegí decir en aquella última emisión.
“No tenía entonces, ni tengo en estos momentos, más que una sola ambición, una sola y gran ambición: que de mí se diga, cuando se escriba el capítulo maravilloso que la historia dedicará a Perón, que hubo al lado de Perón que se dedicó a llevar al Presidente las esperanzas del pueblo, y que a esa mujer, el pueblo la llamaba cariñosamente Evita.”
Cariñosamente, Evita. Simplemente Evita. No es cierto que me basta con sólo eso. Quería más. Podría haber tenido tanto más…pero el guión es el guión, y las buenas actrices saben seguirlo.
Esas palabras, como todas las que he dicho desde el 17 de octubre de 1945, son cuestionadas y analizadas. ¿Són de corazón? ¿Son pura demagogia? Nadie lo sabrá a ciencia cierta. Como en el teatro, nada es verdad, nada es mentira. Todo es parte del guión.
Pero qué escenas me tocó interpretar. La más hermosa de todas, que me encontró sentada al lado de Perón. El Día de la Lealtad, que de alguna manera se siente más mío que de cualquiera. El día de las elecciones, cuando la voz de la Argentina se levantó para vitorearnos. Una Argentina invisible, hasta entonces basureada e ignorada…tan parecida a mí. Los vestidos, las joyas, los peinados. El viaje del arcoíris. El arcoíris…cómo brillaron sus colores. Pero qué rápido desaparecieron. Como luces sobre el escenario, que iluminan mucho más que caras y vestuarios. Y cuando salimos nos dejan con la sensación de que lo que acabamos de ver, aunque haya sido corto, fue lo más real que vimos en mucho tiempo.
Las luces del teatro de mi vida, que el 22 de agosto iluminaron a la multitud reunida para verme. Me acuerdo de las caras, esas caras desesperadas que tuve que enfrentar aquel día. Los ojos anegados en lágrimas siguen a la mujer que desparece del balcón. Esa mujer que se va. La más odiada y más amada de la Argentina.
La actriz que murió a mitad de una línea.




Literatura y política

Objetivo: buscar las relaciones posibles entre las características de una etapa política y un relato literario.
Modalidad: trabajo individual, en clase. Los alumnos leen un texto literario elegido por el docente y luego responden por escrito todas las relaciones posibles que puedan encontrar con la época estudiada. Pueden tener en cuenta: aspectos sociales, políticos, culturales, económicos...

Ejemplo realizado por Catalina Escardó, 5to. H, Colegio Santa Teresa, 2017.

Las puertas del cielo, de Julio Cortázar

Similitud entre el personaje de Celina y Evita Perón:  Las dos mueren jóvenes. Ambas vienen de un ambiente artístico de baja categoría (Celina era bailarina, Evita era actriz).
-La relación de Celina con Mauro puede compararse con la de Perón y Eva. Celina renuncia a su vocación de bailarina por él, Evita deja la radio/cine/teatro. Celina viene de un sector muy plebeyo, más plebeyo que Mauro, y asciende socialmente gracias a él.
-Por contexto, podemos deducir que sucede en la década del 40, probablemente 47 o 48 (Primer gobierno de Perón).
-Marcelo, en algunos sentidos, también representa a Perón. Establece amistades con gente de clases más bajas y los analiza, los toma como objetos de estudio. Celina y Mauro son una excepción porque se encariña mucho con ellos. Cuando van a bailar al Santa Fe Palace, se lo describe como un lugar muy popular (pintura barata, sectores mal divididos, se toca tango.) Marcelo describe a los sectores populares como “los monstruos”. Los describe como seres exóticos y horribles, de una manera bastante despectiva. Describe a mujeres cubiertas de maquillaje barato y brillantina, que se hacen peinados altos para parecer menos bajitas y “se hacen las rubias” (las de clase más alta), los hombres, toscos y sucios. Siente rechazo pero al mismo tiempo una gran atracción hacia ellos.

Casa tomada, Julio Cortazár.

A este cuento se lo relaciona automáticamente con el peronismo porque es una perfecta metáfora de cómo se sintieron las clases medias y altas durante el peronismo. Se sintieron invadidos. Poco a poco, todo lo que consideraban suyo y de nadie más, fue tomado por la clase obrera y el movimiento peronista.
Se sabe que Irene y su hermano vienen de una familia de la oligarquía porque no tienen que trabajar, viven en una mansión para ellos solos en la que entraría más gente (esta puede ser una metáfora de la brecha y la desigualdad entre las clases bajas y altas en Argentina), se menciona que sus ingresos vienen del campo y el narrador es una persona culta, que lee literatura francesa. Vivían cómodos y sin preocupaciones, hasta que un día, inesperadamente, intrusos desconocidos toman una parte de su casa. Se acomodan para vivir en la parte que les queda, hasta que los intrusos los dejan con sólo una habitación, y se quedan con todo lo que dejaron en la casa (dinero, ropa, etc.)
La diferencia es que al final los hermanos se resignan y se van, y en la realidad, los opositores dieron un golpe de Estado.