Aguafuertes porteñas
Objetivo: Este trabajo se puede realizar al ver la década del 30 en Argentina,
donde los alumnos podrán relacionar algunas de las características de la época
con las aguafuertes.
Modalidad: En grupos, se leen algunas aguafuertes de Roberto Arlt a elección del
docente. (sugerencia : “Grúas abandonadas en la Isla Maciel ”, “El Furbo, “¿Quiere Ud. ser diputado ?”, Arlt, Roberto, Aguafuertes
porteñas, Argentina, Losada, 1991). Se indica a los alumnos que relacionen
las aguafuertes con cualquier aspecto estudiado de la dècada del 30. Finalizada la tarea anterior, cada alumno o
grupo, redactará un aguafuerte. Trabajo
en clase, y la redacciòn del aguafuerte, trabajo domiciliario.
Grúas abandonadas en la Isla Maciel (realizado
por Santiago Bignone, Matías Barrena, Georgina Guccione, Diego Galarce, Ignacio
Trosa y Karina Rosa, Colegio San Marón, 1993)
Este aguafuerte relata la decadencia de la Isla Maciel , un lugar
siniestro y abandonado, en donde se puede contemplar la desaparición de todo
signo de civilización y progreso.
La representación más sombría de este
espectáculo son veinte grúas abandonadas, que en tiempos pasados fueron símbolo
de desarrollo y esperanza para quienes ahora viven a la sombra de estos
gigantes destruidos, sufriendo miseria y desazón, culpa de un frigorífico, que
mediante los avances científicos y tecnológicos, reemplazó esos colosos por
nueva maquinaria que hizo obsoleta su labor.
Podemos comparar la situación con las
consecuencias producidas por la crisis de 1929, donde los capitales se
retrajeron y la economía se cerró, produciendo graves consecuencias en la
industria local. Pero a su vez, luego de esta crisis, la industria local
creció, debido a que países extranjeros, para protegerse retiraron sus
capitales y cerraron sus mercados, por lo que la industria local debió
abastecer el mercado, y de esa manera cobró impulso.
Un punto de comparación con la actualidad es
el de las grúas de La Boca
que fueron reemplazadas por un sistema más avanzado, dejándolas abandonadas.
Allí también, en las noches, se alberga gente desahuciada, incapaz de conseguir
un lugar donde dormir, punto que también podemos comparar con la pobreza que
había en aquel lugar de la
Isla Maciel.
El furbo (realizado por Martín Dallanegra,
Jezabel Angelini, Elvio y Rubén Espínola, Socorro Garreto, Vanesa Pasant,
Georgina Recondo y Valeria Baró, Colegio San Marón, 1993)
El texto relata el significado de la palabra,
dando ejemplos y las variaciones de su significado a través de la historia.
En la Antigua Grecia , el
furbo era el que practicaba la vagancia, también se los llamaba así a los niños traviesos. Luego su
significado pasó a ser el hombre que astutamente viola las leyes para
beneficiarse y sin que éstas lo afectaran.
Lo relacionamos con los frigoríficos ingleses,
de lo cual se quejó Lisandro de la
Torre , y de las autoridades que apoyaban dicho accionar. No
pagaban los impuestos y por esto obraban en perjuicio de otros y bien de ellos.
También en la década del 30, los “furbos”
podrían haber sido aquellas personas que por falta de trabajo, sabiendo que en
la política también se cometían actos fraudulentos, salían a vender productos
no muy buenos o en mal estado como si fueran realmente buenos o sirvieran, para
esto sólo se necesitaba astucia y ser buen charlatán.
Un ejemplo podrían ser los “canillitas” que
promocionaban noticias para vender diarios, pero en realidad tales noticias no
existían.
En la época actual abundan este tipo de
personas, por ejemplo las agencias de viajes, que después desaparecen con la
plata de la gente, los que tienen títulos sin haber terminado o si quiera
cursado la Universidad ,
las personas que venden en los colectivos artículos que no son buenos, agencias
de modelos donde hay que pagar para promociones a ciertas personas, que luego
desaparecen, los que venden productos por televisión como Llame ya !,
todos se pueden llamar bajo la denominación de chantas.
Candidatos a diputados (realizado por Martín
Tetamanti, Natalia Carbone, María
Eugenia Nebbia y Javier Mazzeo, Colegio San Marón, 1993)
El tema del aguafuerte se basa en el discurso
realizado por una persona que relata los fines reales que en ese momento debía
tener un diputado. Plantea que para ser elegido por el pueblo hay que decirle
la verdad, y éste es estafar al mísmo y ubicarse en un buen nivel económico.
En la Década Infame , los funcionarios hacían
exactamente lo que plantea el discurso, pero lo encubrían.
Un ejemplo, el Pacto Roca-Runciman, en el cual había cláusulas
secretas que delegaban el poder del Banco Central y del Transporte a los
ingleses.
También lo podemos relacionar con los cipayos
o vendepatrias (aludidos por los escritores nacionalistas de la época) que vendían la nación a cambio de que nos
sigan comprando carne . También se puede relacionar con los abogados y miembros
del Poder Judicial, mencionados por
Ramón Doll, que eran un grupo reducido, siempre los mismos, que buscaban sus propios
beneficios.
Por último, lo relacionamos con la
investigación que hizo Lisandro de La
Torre sobre los frigoríficos.
En la época actual también encontramos
personas que se aferran a su cargo político para poder trascender en su vida
social, como por ejemplo, enriquecerse a costa del pueblo. Vemos así el caso de
Bussi, en Tucumán, el que tenía cuentas en Suiza y propiedades, o el de Angeloz
en Córdoba.
Me llamo Guido y les hablo desde un rincón muy
frío de mi heladera, en una casa de familia de clase media, en la cual el jefe
de familia es un empleado de un diario y su trabajo le rinde tanto como para
que yo no tenga carne y esté encerrado en esta misma olla desde hace tres días.
Parece una tortura, hace tres días que me están reponiendo para después
castigarme entre todos. Cada vez me siento más agua, un poco de grasa, algún
pedazo de papa vieja, algunas puntas de choclo que ya ni dan ganas de comer y
un caracú vacío, pero con algo de carne colgando. Debo admitir que esto último
es lo más preciado de mí, al menos eso supongo al ver como el jefe de familia
se pelea con sus hijos por conservarlo, pero bien sé que no es más que para
darme, si se puede decir, un poco de gusto.
Más todavía, hasta llegué a creer que este
tipo me defendía, pero después me di cuenta de cuán ingenuo era ; en
realidad, el que se defendía era él. Si habré oído tantas veces ese diálogo que
tantos otros puchero habrán escuchado : los hijos hablaban con las
miradas, por supuesto, era el respeto a los padres que era lo único que se
conservaba. Pero el padre sabía lo que querían decir los hijos, el mísmo lo
quería decir : “¡Qué porquería esto !”, y éste respondía para
todos ¡”Ah, carajo, se come lo que hay¡”. Y yo nada más me avergüenzo,
aunque mía no es la culpa. Espero que me coman todo de una vez.
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